La importancia de la Formación del florista

 

La Formación es la base para que un profesional lleve a cabo su trabajo con seguridad y eficacia; como no podía ser de otra forma, también para ejercer la profesión de Florista.

Más allá de las necesidades, las preferencias, las opiniones,…, por encima de todo está la FLOR. En su esencia, podemos entender el Arte Floral como el conjunto de formas correctas de trabajar la flor. Y estas maneras están basadas en hechos, no en opiniones.

 

Ensayo y error

Indudablemente, tenemos grandísimos profesionales de la floristería cuyos negocios son prósperos y no tuvieron ninguna formación en lo referente a su profesión, porque sencillamente no existía cuando ellos empezaron. Y que muchos de ellos, a sus años, ya no tienen pensado reciclarse porque llevan toda una vida investigando por su cuenta y solucionando los problemas que una formación de base hubiera ayudado muy mucho a resolver. A todos ellos, hay que felicitarles porque su esfuerzo fue mayúsculo. Hoy día, en tan sólo cuatro semanas puede adquirirse la formación más básica necesaria, mucho más de lo que aquellos valientes aprendieron con la técnica ‘ensayo y error’.

 

Conocer el material

Una formación básica ha de enseñar las formas correctas de manejar y trabajar la flor, para más tarde conseguir composiciones técnicamente perfectas y estéticamente atractivas.

Sin entrar en detalle, queda claro que la estructura de una rosa no es la misma que la de una Gerbera y por tanto no podemos trabajarlas de la misma manera. El tallo de la rosa es leñoso y en Gerbera herbáceo y son estas diferencias las que nos obligan a trabajar de forma distinta en uno u otro caso: El tallo de la rosa ha de cortarse en bisel, para conseguir más superficie de absorción de agua; el uso de conservantes con glucosa impiden la cicatrización y permiten que la rosa absorba más agua; etc. En el caso de Gerbera, no es aconsejable cortar en bisel ya que es fácil estropear el tallo, provocando necrosis (muerte celular) y favoreciendo que actúen las bacterias encargadas de la descomposición del agua; y no conviene utilizar en Gerbera conservantes con glucosa que favorecería la aparición de bacterias. Tampoco alambraremos igual una u otra flor. La rosa admite un secado, proceso complicado en Gerbera. Y así podríamos seguir citando diferencias.

Conocer la materia prima y las técnicas para trabajarla en cada caso son aspectos necesarios para conseguir un trabajo correcto y con la mayor duración de la flor.

 

 

Estilos y tendencias

Se han citado algunos hechos. Pero hay una parte más subjetiva que también ha de tenerse en cuenta.

Si hablamos de estilos, en España diferenciamos tres-cuatro distintos: Vegetativo; Lineal; y Decorativo-Formal (hay escuelas que diferencian el estilo Decorativo y el Formal, sumando un total de cuatro estilos). En Japón, sólo contemplan la existencia de dos estilos: Vegetativo (fiel reflejo de la naturaleza) y Decorativo (manipulado por la mano del hombre).

Las sensaciones que nos transmiten los colores van a ser distintas dependiendo de dónde seamos y dónde vivamos. Por ejemplo, al verde para los musulmanes se le asocia un significado cultural-religioso, carácter del que carece para nosotros.

También las tendencias van a ser subjetivas y sujetas a interpretaciones.

En cualquier caso, hay que manejar información muy variada y conocer su forma de pensar para poder atender a un cliente. Esa parte subjetiva también aporta valor al trabajo del florista.

 

De profesión FLORISTA

No debemos olvidar que un florista es un profesional que, como tal, necesita un lenguaje propio, unas materias primas propias, herramientas propias,…, que definen una Profesión propia.

No caminar en esa dirección conlleva la destrucción de la profesión.

Por otra parte, desde el punto de vista empresarial, parece lógico pensar que es preferible un operario que conozca el producto, lo respete, no desaproveche material, conozca las técnicas,… Para ser un profesional, primero hay que formarse. Y una profesión se aprende mejor si confiamos en alguien que sabe lo que lleva entre manos, con los conocimientos apropiados y con capacidad para transmitirlos.

 

Distintas posibilidades

Desde aquellos pioneros, autodidactas, en las últimas décadas las cosas han cambiado en nuestro país y hoy día la oferta formativa que el florista o aquel que pretende serlo tiene a su disposición es importante: Por un lado, tenemos escuelas que ofrecen cursos oficiales de formación profesional reglada, los llamados Ciclos Formativos; Cursos de formación profesional no reglada, cursos homologados con distintos niveles formativos; Cursos Monográficos profesionales de arte floral; y otros. Y también hay una amplia oferta de escuelas, talleres, profesionales,…, a los que es posible acudir para formarse y/o reciclarse.

Existe la opción de escoger entre distintas modalidades: Plataformas formativas, cursos on line, cursos semi-presenciales, cursos presenciales, cursos subvencionados, formación bonificada para empresas, etc.

Nadie puede dudar de la importancia de la formación de base, de especialización y para el reciclaje profesional; hoy día son fundamentales para llegar a ser un buen florista. Cada uno debe escoger su opción y, eso sí, decantarse por un buen profesional / una escuela de prestigio, que ofrezca todas las garantías.

Y hemos hablado sólo de formación ‘floral’. Pero un florista debe ser empresario, con conocimientos sobre contabilidad, marketing, informática, escaparatismo y otras áreas. Pero esto es otra historia, que seguro servirá de excusa para otra aportación en este blog.

Por cierto, amigos floristas: No perdáis nunca las ganas de aprender.

 

 

Agradecemos a David Carbonell – Tina Floristas su colaboración para la realización de este artículo.